lunes, 1 de noviembre de 2010

Una semana de mosqueo

Cuando te reincorporas a tu puesto tras las vacaciones y observas que no hay indicios de actividad, que nadie te coge el teléfono, que los  teléfonos de la empresa están cortados.... te mosqueas, es lo mas normal. Pese a ello, siempre piensas con prudencia.... pero tu cabeza no puede evitar darle vueltas.



Un dia, creo que fue un miercoles o asi, un ruido me sobresaltó. Alguien subia la persiana (no la habia podido subir porque pesaba mucho y no encontraba la barra,  nunca se habia usado), era el hijo del jefe, el primogénito de la dinastía.

Es un tipo de 29 años, sin forma definida y de incipiente calva. Entró saludando de buen humor....pero yo ya no tenia el animo de aguantar mas gilipolleces ni excusas; cuando a principios de agosto me cogía el teléfono todo era el hacerse el tonto y decirme que no sabia nada y que le pasaria el recado a su padre, hacerse el tonto se le da muy bien, si lo conocierais sabriais porque.

Pues así entro, el zagal, de la forma despreocupada que solo puede entrar quien no tiene problemas de liquidez y tiene un plato caliente en la mesa todos los días. Yo, fui directa, -¿Donde esta tu padre?, la cara se le cambio totalmente, bajo la cabeza haciendo mas ridícula, si cabe su silueta, medio-cheposo, sin poder terminar de bajar los brazos y caminando con un pato con la cabeza adelantada y gacha. Dio la excusa de siempre y se marchó... de casta le viene al galgo....la cobardía.

Ya nunca mas se supo... con el paso de los días fui notando que alguien entraba cuando yo no estaba ... seguramente a coger material... así que les iba dejando notas.... pero siempre se quedo como una sensación "fantasmal" porque nadie respondió.