jueves, 11 de noviembre de 2010

Cambio de cerraduras

El día que me encontré a mi jefe en su bar, le comunicamos que me reincorporaria a mi puesto de trabajo el martes, día en que me darían el alta.

Ese día fui a trabajar con mi representante sindical, por si las moscas, como si de una premonición se tratara, cuando llegue habían cambiado el cerrojo, de la misma marca, pero mi llave no encajaba, lo probamos durante una hora, con un descanso para cafe, por si era el sueño que no nos dejaba atinar.



Rendidos frente a la evidencia, pensamos que aunque tuviera un testigo, no estaría de mas, tener uno "oficial", así que tras llamar al abogado para informar, llamaos a la policía local, que me dijeron que era potestad de la guardia civil  (pese a que la Cartuja baja es un barrio rural perteneciente a Zaragoza, de hecho, a mi, en mi primer día de trabajo en esta empresa y a las 9 de la mañana, ellos mismo me hicieron un control rutinario de alcoholemia.... se ve que se aburren mucho) y que ademas -imagina si tenemos que ir cada vez que alguien quiere un testigo. La respuesta obvia es, imagina que tienes que ir cada vez que hay que poner una multa, pero me abstuve, bastantes follones tengo ya encima.

Así que llamamos a la guardia civil, que me explicaron que no era su potestad porque es un municipio perteneciente a Zaragoza (debe ser tierra de nadie, espero que no se enteren y pidan la independencia), pero que no obstante me acercara al Burgo de Ebro y viera si me aceptaban la denuncia.

Llamamos a la Policía nacional para que se personaran y descubrí que el que me cogió el teléfono no tenia muy clara sus potestades, pero que si tenia claro es que no iba mandar a nadie. Me vino a decir que los conflictos laborales no eran delito, por lo tanto no habia nada que denunciar y que si quería un testigo de valor, llamara a un notario.

Es decir, que si eres un trabajador con problemas, las Fuerzas de Seguridad del Estado no estan para ayudarte, la legislación tampoco, desde luego. Supongo que entre poner multas, vigilar radares, pasearse en coche por las noches para que nadie se siente en el suelo de la calle y esas cosas tan "utiles", ya tienen la jornada echada.

Decidimos probar suerte y nos acercamos al Burgo, nos atendio una gardia que fue la unica que me supo dar una explicación convincente. No podia acercarse a hacer de testigo, porque no podía tener la certeza de que la llave que yo portara, fuera realmente la de la cerradura, esa era solo mi palabra... todos sabemos que a día de hoy no vale la palabra de nadie (excepto la de ellos).

Así que quedaba el siguiente paso. Acercarse nuevamente a Inspección laboral a poner otra denuncia, que sería añadida a la que se había puesto previamente. Después de esto, hicimos un escrito donde se instaba a la empresa a que me fuera facilitado el acceso a mi puesto de trabajo y lo mandamos a la empresa por Burofax, 27€ la broma, casi nada. Con los días recibí un telegrama de correos donde se me informaba que no se había podido entregar y que ademas nadie lo había recogido.