Para Karl Marx ,el estado original cazador-recolector de la especie humana, se llama comunismo primitivo. Para Marx, sólo después de que la humanidad fue capaz de producir excedentes (y de que algunos miembros de la sociedad se apropiaron de ellos), se desarrolló la propiedad privada y el Estado.
Comunismo igualitario: Se designa con esta expresión a todas las doctrinas premarxistas, que con muchísima diversidad, se las puede englobar como utopías sociales que abogaban por la propiedad colectiva (a diferencia de un régimen de propietarios iguales) y la igualdad total (incluyendo todas las necesidades) de todos los productores. Tales doctrinas primitivas resolvían el problema de las relaciones del individuo con la sociedad a través de la «sociedades de iguales», que bien podía ser una comuna, el Estado, etc.
Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media. Un ejemplo de comunismo igualitario es el implantado en Esparta por Licurgo también designado como comunismo militar. Este gobierno sólo consideraba como «iguales» a los ciudadanos de la polis, ya que mantenía un régimen esclavista.
Otro ejemplo de ciertas doctrinas comunistas en un marco antiguo son las propuestas por Platón en La República;
[...] existen el mejor Estado, la mejor constitución y las mejores leyes allí donde se aplica esta máxima: todo es común entre amigos. (Platón)Pero el gobierno era pragmáticamente llevado por una aristocracia de filósofos.
El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo XVIII impulsado por las fuertes contradicciones sociales en Europa. Durante el gobierno del Directorio (1795-1799) en la Francia revolucionaria François-Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration des Égaux (Conspiración de los iguales), la primera acción revolucionaria llevada a cabo en nombre de una ideología comunista.
El babuvismo proponía la abolición de la propiedad privada, la instauración de la propiedad comunitaria para asegurar la única y verdadera igualdad, no sólo política, sino también económica. El movimiento, claro está, fue salvajemente reprimido, si bien su pensamiento resistió el paso del tiempo y engendró la mayoría de los comunismos posteriores.
Karl Marx funda la Liga de los Comunistas (también conocida como Liga de los Justos) en 1847 en Bruselas, después de dos años de estancia en la capital belga. La Liga encarga a Karl Marx y a Friedrich Engels una proclama del movimiento comunista. En 1848 publican el Manifiesto Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei).
Para Marx y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de una adquisición privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción sin salida de la socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque no puede transformarse en nueva clase explotadora, es la negación comunista del Estado porque sólo transformándose ella misma en poder público puede superar su carácter asalariado remanente de la sociedad burguesa, y es la negación comunista de la propiedad porque sólo distribuyendo de acuerdo a las necesidades y las capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción. De ello se deriva el lema De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades. El Manifiesto Comunista es considerado uno de los tratados políticos más influyentes de la historia.
En la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) se evidenciaron los conflictos ideológicos entre anarquismo y marxismo. La principal diferencia entre estos dos grupos es que los marxistas proponían un período de transición después de la revolución social antes de la disolución final del estado, idea que los anarquistas no aceptaban considerando que la revolución debía acabar inmediatamente con el estado. El resultado final de esta división fue la expulsión de los anarquistas y anarcosindicalistas de la Primera Internacional y su posterior disolución en 1876.
El anarquismo promulga por la oposición y abolición del Estado entendido como gobierno, y por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo, por considerarlas indeseables, innecesarias y nocivas. Sébastien Faure, filósofo anarquista francés, dijo: «Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista». Bajo una formulación tan simple, pocas doctrinas o movimientos han manifestado una tan gran variedad de aproximaciones y acciones, que no siempre fueron bien entendidos por la opinión pública. Históricamente hablando, el anarquismo se centra en general en el individuo y en la crítica de su relación con la sociedad, su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad, en palabras de Proudhon, «sin amo ni soberano».
La obra de Marx, fue ampliada y adaptada por Lenin, a partir de cuyas ideas surgen el stalinismo, el trotskismo y el maoísmo, entre otros.
Se conoce como leninismo al conjunto de aportes políticos, económicos y filosóficos desarrollados por el líder bolchevique Vladimir Ilich Lenin, dentro del marxismo.
Uno de los aportes más importantes de Lenin fue en la cuestión de la organización comunista. Argumentaba que la lucha económica del proletariado sólo lo llevaría a adquirir una ideología sindicalista y que la conciencia marxista y revolucionaria debían ser introducidas desde fuera. Además, planteaba que la clase obrera, para llevar a cabo su actividad revolucionaria, debería de contar con un destacamento de vanguardia que dirigiera su lucha, el Partido Comunista.
Según Lenin, los objetivos del partido sólo podrían ser alcanzados a través de una forma de organización disciplinada conocida como centralismo democrático. El Leninismo mantiene que el imperialismo es el estadio más alto del capitalismo, y que el capitalismo sólo puede ser vencido a través de los medios revolucionarios (cualquier intento de reformar el capitalismo está destinado al fracaso). Lenin creía en la destrucción del Estado capitalista a través de la revolución proletaria, y en reemplazar a ese Estado por la dictadura del proletariado (un sistema de democracia de los trabajadores, en el que los trabajadores tendrían el poder político a través de consejos llamados soviets).
La teoría de Lenin sobre el imperialismo tenía como objetivo mejorar la obra de Karl Marx explicando un fenómeno que Marx no había predicho: el Capitalismo que se convierte en un sistema global (Marx había descrito un sistema nacional). En el centro de esta teoría del imperialismo está la idea de que las naciones capitalistas avanzadas están intentando evitar la revolución forzando a que su sobreproducción entre en los mercados coloniales y explotando los recursos de estas colonias. Esto permitía a las naciones capitalistas industrialmente avanzadas el mantener contentos a sus trabajadores, en parte también a través de la creación de una aristocracia obrera. Como resultado el capitalismo sería dirigido por ese sector privilegiado o aristocracia obrera, representada por los partidos socialdemócratas, hasta el punto de que la revolución no ocurriría en las naciones más avanzadas (como Marx había previsto) sino en el Estado imperialista más débil: Rusia.
Si la revolución solo puede llevarse a cabo en un país subdesarrollado esto conlleva un problema serio: ese país no será capaz de desarrollar un sistema socialista (en la teoría marxista el socialismo es el estadio que sucede al capitalismo, antes de llegar al comunismo), porque el capitalismo no ha seguido su curso completo todavía en ese país, y porque los poderes extranjeros intentarán acabar con la revolución a cualquier costo. Para solucionar este problema Lenin propone dos posibles soluciones:
• La revolución en un país subdesarrollado desata una revolución en un país capitalista desarrollado (por ejemplo, Lenin esperaba que la Revolución Rusa provocaría una revolución en Alemania). El país desarrollado establece el Socialismo y ayuda al subdesarrollado a hacer lo mismo.
• La revolución tiene lugar en numerosos países subdesarrollados al mismo tiempo o en una sucesión rápida; los países subdesarrollados se juntan en un estado federal capaz de intimidar a las potencias capitalistas y establecer el Socialismo. Esta era la idea original durante la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El socialismo no puede sobrevivir sólo en un país pobre y subdesarrollado. Por eso, el Leninismo aboga por la revolución mundial en una forma u otra.
Estalinismo es un término utilizado para referirse a la teoría y práctica asociada al gobierno de Iósif Visariónovich Dzhugashvili en la Unión Soviética. El término ha sido utilizado por opositores políticos y pensadores críticos con la figura de Stalin (ligados en gran medida, aunque no necesariamente, a la tradición marxista y comunista), en referencia a un tipo de gobierno o régimen de características hiperpresidencialistas, a menudo identificado con el bonapartismo.
Asimismo y por extensión, con él se suelen referir al conjunto de sistemas políticos con elementos comunes o afines a los desarrollados o implementados durante el mandato de Stalin, asociados por estos a Estados obreros degradados, es decir, que experimentaron una serie de transformaciones o deformaciones burocráticas que reprodujeron en su seno nuevas situaciones de dominación y contradicción de clases, lo que los convierte en radicalmente opuestos a la filosofía autogestionaria y democrática del socialismo y las propuestas o prácticas llevadas a cabo por referentes como Lenin y el partido bolchevique.
Estos sistemas se caracterizarían por ciertos procedimientos de control o represión (a menudo arbitraria) hacia la población, la estatización o colectivización forzada y controlada de la economía, con un fuerte monopolio o predominio de la administración del Estado, la instauración y consolidación en las distintas esferas de poder e instituciones de una clase burocrática, perteneciente o fuertemente vinculada a la jerarquía de un partido único identificado con el marxismo-leninismo, la industrialización acelerada (a veces referida a no tomar en cuenta el coste humano y el impacto medioambiental), las movilizaciones y deportaciones en masa, persecución y desaparición de opositores políticos del mismo partido o grupo, y de cualquier posible oposición fuera del mismo.
Con estas premisas, otros comunistas y socialistas, así como los capitalistas, por semejanza, analogía o implantación de este sistema, califican de estalinistas a otros regímenes, como los de Corea del Norte (con Kim Il-sung), Albania (con Enver Hoxha) y Rumanía (con Ceausescu).
Durante su gobierno, Stalin convirtió, la atrasada Unión Soviética en una auténtica potencia mundial con un crecimiento vertiginoso que nunca consiguieron los jefes de estados soviéticos posteriores, quienes llamaron a la desestalinización. Durante el gobierno de Stalin aumentaron las competencias del control por parte del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, algo considerado necesario por el partido para afrontar la industrialización y la posterior Segunda Guerra Mundial. Es por este motivo que haya quien considere a la extinta Unión Soviética un Estado obrero con deformaciones burocráticas y no un Estado socialista. Hay quienes van más allá al catalogarlo, en especial en círculos trotskistas, como una forma de Estatalización o de Capitalismo de Estado (Tony Cliff).
La política estalinista impulsó una economía y una sociedad colectivizas, con el objetivo de provocar un crecimiento que hiciera de la URSS una gran potencia industrial. Para ello se siguieron estas directrices:
• Se prohibió la propiedad privada y las tierras, fábricas, transportes..., se convirtieron en propiedad estatal.
• Se dio prioridad a la industria pesada con el objetivo de construir las infraestructuras necesarias.
• Se instituyó una economía dirigida por el Estado, que elaboraba planes quinquenales para planificar la producción agrícola e industrial.
El resultado fue una rápida industrialización, pero la agricultura sufrió un retraso considerable como consecuencia de su subordinación a la industria. Además, la prioridad a la industria pesada descuidó la producción de bienes de consumo y buena parte de las necesidades de la población quedaron desatendidas.
El trotskismo es una tendencia desarrollada en gran parte por León Trotsky que, en términos generales, representa una contraposición a la visión que aplicó Stalin del marxismo-leninismo y a sus teorías sobre el "socialismo en un solo país" y la "revolución por etapas".
El concepto fue inventado por el estalinismo para intentar separar las ideas de Lenin de las de Trotsky (que nunca aceptó el término). De hecho, los trotskistas en vida de Trotsky, se hicieron llamar bolchevique-leninistas o también comunistas internacionalistas.
Trotsky defendió medidas que buscaban acabar con el burocratismo dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), como la rotación de cargos y una mayor concreción de las tesis leninistas del centralismo democrático, aplicadas a la estructura y organización internas del partido. Hizo aportes teóricos sobre el feminismo y el arte, y defendió la profundización económica en el socialismo a través de planes quinquenales, los cuales posteriormente serían aplicados por Stalin.
Sin embargo, el trotskismo fue vilipendiado y perseguido por el comunismo "oficial" durante décadas en todo el mundo. Todas las corrientes oficiales del movimiento comunista han señalado al trotskismo como un enemigo a exterminar y de hecho, no han disimulado esfuerzos y medios para lograrlo.
El maoísmo o Pensamiento Mao Tse Tung , también llamado Marxismo-Leninismo-Maoísmo (MLM), es la teoría desarrollada por Mao Zedong (1894-1976).
Mao defendió la idea de que el campesinado era una fuerza revolucionaria que podría ser movilizada por el Partido Comunista con su conocimiento y liderazgo. Partía del hecho de que China era un país donde subsistían relaciones semifeudales, con una inmensa masa campesina oprimida por el latifundio, y que esa era la fuerza motor de la revolución, mientras que la fuerza directriz seguía siendo el proletariado. Por eso la Revolución China fue del campo a la ciudad. El modelo para esto fue la lucha armada con bases agrarias, la cual llevó al Partido Comunista de China al poder.
Un concepto clave que distingue al maoísmo de otras ideologías comunistas es la afirmación de que tras la toma del poder subsisten las clases sociales y por lo tanto continúa la lucha de clases durante el gobierno socialista (como resultado de la contradicción antagonista fundamental entre el camino capitalista y el comunista). Incluso cuando el proletariado ha alcanzado el poder estatal a través de una revolución socialista, la burguesía tiene la capacidad potencial de restaurar el capitalismo.
Según el análisis maoísta, la experiencia soviética mostraba cómo la burocracia enquistada en el aparato estatal podía convertirse en una burguesía de nuevo tipo y restaurar el capitalismo. Evitar que esto sucediese en China fue la principal razón por la que se organizó la Revolución Cultural, en la cual Mao llamó a profundizar en el socialismo y desenmascarar a los revisionistas que se encontraban dentro del partido. Para los maoístas, fue una enorme lucha por el poder en las condiciones de la dictadura del proletariado, una lucha entre el camino socialista y el camino capitalista. Este fue un gran aporte al marxismo-leninismo.