miércoles, 14 de septiembre de 2011

Nací con la primera revuelta insumisa

Nací con la primera revuelta insumisa, inquieta, desgreñada; me construí a mi misma, desnuda, bella, irreverente. Desde mis huesos inermes partió la primera blasfemia hacia el creador... 
Me negué a ser sometida, dirigida, apadrinada. 

Me transformé en apóstata, fui acusada de mi irreligión. Fui condenada pero mis alas eran de fenix y en raudo abandoné las hogueras y atravesé los océanos... 

Vi yugos por donde quiera, calambres y hambre, parlamentos y lamentos, aprendi la desesperación. 
Cavé con las uñas una trinchera de sueños y me embriagué con esa pesadilla de niños locos, poetas, naufragos, allá en España del 36... 

Miré a la izquierda, mire a la derecha y vi rostros sucios ocultostras limpios uniformes vertiendo la sangre de los pueblos en nombre de la justicia, la dialéctica y otras empalagosas quintaesencias... 

Y tomé la rabia y la afilé 
Y lancé truenos contra los tronos, 
enemiga de los gobiernos, 
enemiga de las patrias, 
enemiga del dolor. 

Abrazo al mundo, vivo y no ruego, amo y resisto sus tiranias...