Víctor Domingo Silva publicó este poema en la revista "La Ajitación", Tarapacá-Chile un 12 de agosto 1905.
¿A dónde vas?
I
-¿A dónde vas? Le pregunté al hombre,
deteniendo el intrépido corcel:
- Voy a la guerra a conquistar renombre
-me respondió -
mi afán es el laurel.
Voy en pos de los campos de batalla,
Donde dobla el valiente la cerviz,
o coje la medalla
que cubrirá la honrosa cicatriz!
- ¡Parte! Le respondí.-
Vierte sin tasa los torrentes de sangre…
Ese es el fin
del nefando delirio que te abrasa:
¡preparar de los cuervos el festín!
¡Parte! El plumón de tu penacho ondea
bajo el soplo infernal.
¡Ve, y labra en el horror de la pelea
el mármol de tu regio pedestal!…
II
- ¿A dónde vas?
Le pregunté. Y el viejo
me respondió, mostrándome una cruz:
- Voy a verter la luz de mi consejo
en muchas almas sin amor ni luz.
Voy a caer de hinojo
sobre las santas gradas del altar.
Voy a elevar los ojos.
¡el corazón al cielo…Voy a orar.
- Ve a orar, ¡oh sacerdote!
Reliquia de una edad que ya se fue
Cuando tu labio la plegaria brote
henchida por el soplo de la fe,
flotará esa oración por las ojivas
del templo secular
¡ahí! Y las almas, ante Dios altivas,
ya no sabrán temblar.
III
- ¿A dónde vas? Le pregunté. Y el pobre
me respondió: - Señor,
mira mi barca tan tranquila sobre
la mar…soy pescador
Voy a tender al bullidor enjambre
de incautos peces la engañosa red,
y tendré el pan que calmará mi ser…
- Ve, ¡pobre pescador! Y no recuerdes
los misterios del mar,
del fiero mar que entre sus olas verdes
todo lo quiere, todo, sepultar…
Que el cáñamo se abrume
con la carga del pez
que esparcirá mañana su perfume
en la mesa suntuosa del burgués…
Ve, pescador, si el barco se destroza
Ya pondrá la virtud
Un crepón en la frente de tu esposa
O un clavo en el tablón de tu ataúd…