sábado, 9 de julio de 2011

Vida y muerte de la revolución cubana

Con el título de "Vida y muerte de la revolución cubana", se publicó recientemente por la editorial Fayard, de París, un libro en que su autor hace un estudio cuidadoso y detallado del proceso revolucionario cubano. En la presentación del libro dicen sus editores franceses:



"¿Puede uno encontrar un testigo mejor? Formando parte desde la edad de 17 años de la guerrilla junto a Fidel Castro y de Ernesto "Che" Guevara, el coronel Dariel Alarcón Ramírez, con el nombre de guerra "Benigno", se sintió ebrio con la revolución victoriosa antes de asumir responsabilidades oficiales en el corazón mismo del régimen. Poco a poco llegó a dirigir las Escuelas especiales de entrenamiento de extranjeros, infiltrado en una guerrilla contra- revolucionaria, jefe de la policía militar en La Habana, del Batallón de Seguridad del Estado Mayor, de las Prisiones, ha tratado íntimamente a todos los dirigentes cubanos y participado en todas las campañas de desestabilización en países extranjeros".

"Hoy ha decidido hablar. ¿Qué ha pasado exactamente durante esos cuarenta años? ¿Cuándo y en qué momento la revolución se convirtió en una tiranía? ¿Cuál es la situación actual en la isla?"

"El testimonio lúcido y apasionado de este hombre fiel a la memoria del "Che" es abrumador".


La publicación de este libro constituye un acto político, el testimonio de mi ruptura con el régimen de Fidel Castro. El lector se preguntará cómo un cambio tan radical y rápido se pudo producir en un hombre que luchó en las filas de la revolución cubana desde el desembarco del Granma, que luchó junto al Che Guevara en África y en Bolivia. Por eso hace falta que se inicie este libro con una breve explicación.

Fidel y la muerte del Che


En mi caso no se trata de un cambio repentino puesto que mi visión empezó a transformarse en 1968, cuando regresé de Bolivia después de la muerte del Che y de casi todos nuestros compañeros. Fui entonces a ver, para hacerles algunas preguntas, no solamente a Fidel Castro, sino también a los otros responsables del asunto de Bolivia. Mis preguntas eran bien simples: ¿No pudo Cuba enviar a alguien a Bolivia para saber dónde nos encontrábamos? ¿Cómo pudieron sacar de allí y mandar a Francia a Renán Montero, el único contacto con el exterior con el que contábamos? ¿Por qué continuaron enviando mensajes por radio pidiendo noticias nuestras sin hacer nada por ayudarnos?


Las respuestas que obtuve, lejos de convencerme, me hicieron comprender que algo muy importante se me ocultaba. Trabajando después para el Ministerio del Interior, y con el conocimiento de muchos agentes de información, que miembros de la KGB (en particular el teniente coronel hispano-soviético llamado Ángel, que colaboraba con los cubanos a cambio de ron y de tabacos), que a mediados de noviembre el secretario general del Partido Comunista boliviano, Mario Monje, había ido a la Unión Soviética. De allí fue a Cuba, y luego volvió a la Unión Soviética, donde pasó unos días a fines de ese mismo mes. De esa manera se ve que Monje no regresó a Bolivia sino después de ver a Fidel Castro y de entrevistarse con la alta jerarquía soviética.


Fue en ese momento que Monje y su Partido se negaron a unirse a la lucha armada del Che. Fidel, perfectamente informado de esa situación, le ha mentido a nuestro pueblo durante muchos años. Y lo más escandaloso es que, después de haber enviado al Che a hacerse matar en los bosques bolivianos haya hecho del Che una bandera para pedirle a los cubanos que trabajen, sabiendo, como sabe, que el pueblo cubano ha tenido siempre devoción por Ernesto, y que lloraba su muerte. Todo eso no le quita la culpabilidad al señor Mario Monje, junto al movimiento de liberación boliviano, pero la de Fidel Castro y la de los soviéticos está unida a la anterior.


La ambición de Fidel Castro ha sido siempre parecer un Sucre, un Bolívar o un San Martín, y aun más grande que ellos, pero en realidad él no ha hecho más que traicionar a la América Latina. Otro ejemplo de esa traición se evidencia en su actitud frente a México, el único país que siempre ha mostrado amistad por Cuba. Fidel ha dicho que jamás le ofrecerá ningún tipo de ayuda a los organizaciones oposicionistas mexicanas, de las que yo personalmente, a petición del Frente América, he entrenado a algunos de sus miembros en Cuba, y he dado conferencias sobre mis experiencias con el Che.


De esa manera, se iba aclarando a mis ojos que mi revolución tomaba un camino bien extraño. Nosotros repetimos con frecuencia que Cuba estaba en las manos de los norteamericanos, pero nosotros mismos la habíamos convertido en presa del así llamado campo "socialista", y esa política ha impedido nuestro desarrollo hasta el punto de poner en peligro la revolución, desviando todas nuestras riquezas hacia ese campo socialista.


Me fui dando cuenta cuánta razón tenía el Che al denunciar esas situación. Él fue acusado de trotzkista y de maoísta, lo que dio lugar a serias discusiones con Fidel, y que fue una de las razones por las que se decidió a ir a luchar en suelo africano. Y cuando volvimos de África, en parte yo entendí por qué no tenía él deseos de regresar a Cuba, y era por los problemas que había tenido con el gobierno cubano, y más particularmente con Fidel y Raúl Castro.

Fidel y el MC (Moneda Convertible)

Cuba vio surgir situaciones difíciles por la formación de departamentos como el MC, el departamento de monedas convertibles, cuya misión era de hacer entrar en el país divisas, y que estaba dirigido por el coronel Antonio de la Guardia, más conocido por el diminutivo de Tony. Bajo la dirección de Fidel y del ministro del Interior, José Abrante Fernández, Tony tuvo autorización para emprender todo tipo de negocios en Cuba y en el extranjero. Uno de sus primeros pasos fue el de ponerse en contacto con Robert Vesco, un narcotraficante norteamericano a quien hizo ir a Cuba, donde invirtió mucho dinero. Ese individuo poco a poco se convirtió en uno de los dueños de la isla donde continúa viviendo en la actualidad. El 10 de junio de 1995 los Estados Unidos pidieron su extradición, pero el gobierno cubano lo ha protegido alegando que también está pendiente de un juicio Cuba, por lo que prefirió deshacerse de un sobrino del expresidente Richard Nixon que también estaba comprometido en aquellos negocios.

El asesinato del general Ochoa

Parecido al caso de Tony de la Guardia y de su hermano Patricio, fue el de Arnaldo Ochoa, autorizado para hacer todo tipo de negocios en el continente africano. Así nos sorprendió terriblemente ver fusilar a Tony y a Arnaldo por operaciones que ellos habían realizado a instancias del gobierno de Fidel Castro. Se trataba pura y sencillamente de salvarle la cara a Fidel cuando se viera claro que los norteamericanos tenían elementos suficientes para probar la participación de altos funcionarios cubanos en el tráfico de estupefacientes. Esos compañeros, Tony de la Guardia y Ochoa, hijos de nuestro pueblo, fueron sacrificados para salvarle la cara a Fidel. No soy yo el único que ha visto claro este asunto: todo el pueblo cubano se siente dolido puesto que a Arnaldo todos lo querían. Por mi parte, yo lo había conocido el mismo día que entré a formar parte del Ejército Rebelde, y fuimos hermanos de armas hasta el triunfo de la revolución.


Raúl Castro, en el discurso que pronunció en el juicio de Arnaldo Ochoa, dijo que éste había cometido errores graves desde los años 70. Teniendo en cuenta que en Cuba la inmoralidad existe a todos los niveles, uno no puede desechar la idea de que Arnaldo no hay cometido algunos actos dudosos basado en el gran poder que se le concedió. Y así, los cubanos se preguntaban que, si eran ciertas las palabras de Raúl, cómo Ochoa que entonces no era nada más que comandante pudo mantener su puesto en el Comité Central, y en 1974 fue ascendido a general de brigada y después a general de división, y nombrado primer Héroe de la República conjuntamente con el general Abelardo Colomé Ibarra, llamado "Furri". Puesto que Arnaldo y "Furri" fueron escogidos para esos honores uno no puede menos que preguntarse sobre la gravedad de los errores y las faltas cometidas por los otros dirigentes del país.

El viejo imperialismo de España

Nos dimos cuenta de que el gobierno cubano denunciaba vivamente las injerencias extrajeras en el país antes de la revolución, pero que pasaba el tiempo e iba vendiéndole la isla a los mismos que antes nos tenían esclavizados: los españoles. No tengo nada contra los españoles, pero me resisto a verlos poseer tan gran parte de nuestras riquezas (¿No controlan ya toda la producción de tabaco?). Es una aberración indignante que un ciudadano cubano tenga que recurrir al mercado negro para satisfacer ese gusto (los gobernantes, por supuesto, tienen todo lo que quieren).


De manera progresiva todas nuestras riquezas van pasando a manos extranjeras. En la actualidad el cubano no tiene más derecho que el de cumplir con su trabajo y someterse a la voluntad de Fidel mientras que a un turista le basta desembarcar en Cuba para reinar sobre toda la isla. Un cubano no tiene derecho a invertir un solo centavo (excepto si ha recibido una herencia, y esto desde hace poco); mientras que un extranjero puede, sea cual sea su ideología, hacer cuantos negocios quiera.

"¿Hasta cuándo?" se preguntan las FAR

Todo eso me ha llevado a reflexionar también sobre mi propia vida. Me di cuenta de que todo el tiempo yo había sido manipulado, que mis sacrificios habían sido utilizados para beneficio de esos señores que hoy son los dueños de Cuba, cuyas familias salen a viajar a Panamá, al Canadá, a México, a Europa, a precio del sudor de los hombres que se levantan a las tres de la madrugada para ir a cortar caña de azúcar. El pueblo cubano ve y comprende todo eso, pero vive bajo un temor tal que no osa protestar. Hoy por hoy hay en Cuba un terror inmenso, y nosotros los militares hemos sido manipulados para imponer ese terror --aunque yo puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que más del 90% de las fuerzas armadas cubanas no están de acuerdo con el gobierno ni con Fidel Castro. He hablado con miles de militares y todos se preguntan lo mismo, "¿Hasta cuándo? ¿Cuáles son las intenciones de Fidel?" Lo que domina el pensamiento de todo el pueblo es que hace falta un cambio político, pero nadie lo dice puesto que en Cuba una sola frase puede ser suficiente para que lo denuncien a uno como contrarevolucionario.


Hoy yo siento la vergüenza de no haber dicho antes todo lo que afirmo hoy. Pero sin tratar de justificarme yo no puedo olvidar lo difícil que me fue dar el paso necesario. Lo que más me hace sufrir es haber yo mismo participado en la destrucción del pueblo cubano...

CASTRO Y LAS GUERRILLAS DE MÉXICO

Por su especial interés en relación con la actividad guerrillera y terrorista que existe en la actualidad en México, se transcriben aquí, del mismo libro que lo anterior, pasajes de las declaraciones del teniente coronel Dariel Alarcón Ramírez ("Benigno"). En estas páginas se refiere a la entrevista televisada de la periodista noreteamericana Bárbara Walters con Fidel, en la que éste le negó que en Cuba estuvieran recibiendo instrucción y adoctrinamiento numerosos guerrilleros mexicanos; dice:

Me indigné al ver esa entrevista toda vez que yo tenía conocimiento de ciertas noticias que no publicaba la prensa cubana, pero que las autoridades le daban la mayor importancia. Yo recibía lo que llamaban "síntesis de despachos", una pequeña revista publicada por el Comité Central con noticias a las que no tenía acceso el pueblo. Fue así que me enteré de lo que decían los Estados Unidos sobre dicho asunto [sobre el entrenamiento de guerrilleros en territorio cubano]. Pero yo sabía que por lo menos en dos lugares de Cuba se les daba entrenamiento a los mexicanos: veinticuatro en PETI l, en la sierra del Rosario, en la provincia de Pinar del Río, y otro grupo en Punto Cero, en Guanabo. Se me había pedido por el Frente América que, puesto que yo tenía experiencia de guerrillas, y por mis contactos con los movimientos subversivos latinoamericanos, que fuera a esos lugares a pasar un día con aquellos extranjeros a contarles mis experiencia junto al Che, etc. De esa manera que en dos oportunidades fui a PETI 1 y en una a Punto Cero para instruir a los mexicanos que se preparaban para la lucha clandestina. Allí se les ensañaba cómo realizar trabajos ideológicos en las poblaciones, pero también se les enseñaba a aquellos militantes cómo preparar todo tipo de explosivos, romper todo tipo de cerraduras, fabricar bombas y en particular trampas? teléfonos, interruptores eléctricos, muestras, plumas estilográficas, etc. Se les daban cursos de espionaje y de seguridad personal. No se me mandó ir al Punto Cero para enseñar, ya que no estaba suficientemente preparado en esos asuntos, sino porque allí se enteraron de que había estado en PETI 1 y también querían conocerme. Sabía que en ese grupo figuraban dos dirigentes de la lucha clandestina cuyos seudónimos ahora no recuerdo. Fue por ese motivo que la entrevista por televisión [de Fidel con Bárbara Walters] me indignó de tal manera, y más aún al ver la miradas de duda que él le dirigía a la periodista, y su sonrisa irónica. Me daban ganas de ir a donde estaban y de decirle a ella: "Fidel es un mentiroso. Yo le puedo mostrar a usted dónde en este mismo instante se están entrenando los mexicanos".

Mi indignación era tan grande que no pude dormir esa noche y me pasé todo el tiempo conversando con mi mujer y diciéndole hasta qué punto se mentía, y la pena que me daba por el aprecio que le tengo al pueblo mexicano. Es bien sabido que en una guerra revolucionaria hay que saber mentir al enemigo, pero jamás a su mejor amigo, y México había demostrado año tras año, en todas las reuniones internacionales, y en toda circunstancia, que era el único amigo verdadero de Cuba en toda la América Latina. Aunque las diferencias políticas podían traer problemas, México siempre se portó con nosotros de manera leal, y nosotros le pagábamos a ese país con una traición. Y me preguntaba a mí mismo: "¿Serán todos los movimientos revolucionarios un mito? ¿Descansan todos en la mentira? ¿Será necesario decirles a los que creen en ese mito: 'no se embarquen en tal aventura, toda ella es una mentira'".


Es posible que agentes de la CIA estuvieran mezclados con esa gente [con los guerrilleros], pero eso es otro asunto, pues si es cierto de que se han descubierto operaciones de espionaje en las que han estado involucrados funcionarios mexicanos, jamás en ellas ha estado presente el gobierno de México. No voy a decir que todos los mexicanos son puros, los hay que se venden por dinero, pero no se puede acusar al gobierno mexicano de traición respecto a Cuba, a pesar de que el gobierno cubano ha traicionada a México y siempre le ha mentido.


Respecto a los mexicanos [en entrenamiento] puedo decir que encontré entre ellos un gran fervor revolucionario, un deseo grande por lograr algo, una actitud seria. Y me complacía ver que no se plegaban a nuestra manera de ser. Decían honradamente: "Nosotros somos más del norte que de Caribe, y si tenemos una costa caribeña, nuestras costumbres no son iguales que las de ustedes. Nuestro pueblo es distinto del pueblo cubano.


Entre ellos se encontraban indios y mestizos, pero no blancos. Los que tenían la piel más clara (como el comandante Marcos) mostraban la huella de su ascendencia indígena. Había sobre todos indios de pura sangre, aztecas de piel oscura, con el cabello espeso y duro, las narices chatas, el cuerpo bajo y redondo...