Por los años veinte, el poeta Fernando Gualtieri conmocionaba a las reuniones anarquistas
con su "Maldición de un maldito".
Desde un recóndito punto asimétrico
de este terráqueo mundo infernal
se oye el omnímodo grito de rápsoda
pregón ubérrimo del mal social.
Yo vengo grávido como una esférica
mujer simbólica llena de preñez
con miles mágicas palabras bíblicas
y un nuevo oráculo que yo forjé.
Este fragmento es representativo de la poesía anarquista que buscaba dar a los obreros, ansiosos de aprender nuevas imágenes y uso de palabras no muy conocidas. Era un tanto tremendista, pero muy del gusto de la época. La "Maldición de un maldito" constaba, además, de cuarenta estrofas, una verdadera maratón poética.