jueves, 3 de noviembre de 2011

El deportado

Pero no sólo el peligro de la cárcel tienen que enfrentar los anarquistas.
Sobre ellos, en su mayoría extranjeros se cierra la 41-44, la ley de residencia.
Expulsión del país. Así cantaban a sus compañeros deportados.






Es trabajar sin descanso
tu cruel destino,
o mendigar triste y manso
por el camino
Desesperado
ya de vivir
lucho abnegado
contra lo vil.

Canta deportado
mísero y martirizado
que tu ideal quizás
un día triunfará
dando a los hombres
amor y libertad.